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Perú: Patrimonio biocultural y voz de la comunidad en la Amazonía

Descripción del Proyecto

El patrimonio cultural textil encarna las relaciones sociales y ecológicas, la inteligencia, las habilidades y las creencias que conectan a las personas con un lugar. A pesar de la importancia que los tejidos tienen para definir y representar la identidad indígena en las tierras bajas amazónicas, las fuentes académicas existentes son escasas y  la mayoría de los recursos accesibles, como el Museo de Culturas Indígenas Amazónicas en Iquitos, presentan principalmente este diverso patrimonio cultural como una colección de objetos, en lugar de permitir que las comunidades indígenas elijan la forma en la que se representan o desean utilizar su patrimonio cultural para interactuar con el resto del mundo. Este proyecto tiene como objetivo establecer cómo los pueblos indígenas de la selva baja de la Amazonía peruana pueden utilizar el patrimonio cultural para fortalecer la resiliencia, la adaptación y la autonomía en un momento de creciente presión, tanto gradual (por ejemplo, la expansión de la explotación petrolera o crecimiento de los mercados de productos forestales no maderables) como abrupto (por ejemplo, derrames de petróleo, epidemias o desplazamientos)

El patrimonio cultural textil encarna las relaciones sociales y ecológicas, la inteligencia, las habilidades y las creencias que conectan a las personas con un lugar. A pesar de la importancia que los tejidos tienen para definir y representar la identidad indígena en las tierras bajas amazónicas, las fuentes académicas existentes son escasas y  la mayoría de los recursos accesibles, como el Museo de Culturas Indígenas Amazónicas en Iquitos, presentan principalmente este diverso patrimonio cultural como una colección de objetos, en lugar de permitir que las comunidades indígenas elijan la forma en la que se representan o desean utilizar su patrimonio cultural para interactuar con el resto del mundo. Este proyecto tiene como objetivo establecer cómo los pueblos indígenas de la selva baja de la Amazonía peruana pueden utilizar el patrimonio cultural para fortalecer la resiliencia, la adaptación y la autonomía en un momento de creciente presión, tanto gradual (por ejemplo, la expansión de la explotación petrolera o crecimiento de los mercados de productos forestales no maderables) como abrupto (por ejemplo, derrames de petróleo, epidemias o desplazamientos)».

Ubicación, tamaño de la población

El pueblo urarina se distribuye por los ríos Chambira, Tigrillo, Patayacu, Corrientes y Urituyacu, en pleno Abanico del Pastaza, uno de los humedales más extensos de la Amazonía peruana (3.827.329 ha), sitio Ramsar de importancia internacional desde el año 2002. El Ministerio de Cultura (2018) estima que su población asciende a 2,697 personas.

El pueblo ticuna se distribuye en las provincias de Mariscal Ramón Castilla y Putumayo, en el departamento de Loreto. Los datos sobre la población ticuna en el Perú son variables. El Instituto Nacional de Estadística e Informática – INEI, señala que existen aproximadamente 6,982 habitantes ticuna, dato que emana del II Censo de comunidades nativas de la Amazonía peruana realizado el año 2007. Por su parte, el Ministerio de Cultura estima en 8.000 personas la población total del pueblo ticuna. El Instituto del Bien Común IBC, en su Sistema de información sobre comunidades nativas de la Amazonía peruana, estima la población total del pueblo ticuna en unos 24,000 habitantes, una cifra considerable que, de oficializarse, lo situaría como el pueblo con mayor densidad demográfica en el Departamento de Loreto.

Nueva Unión

La comunidad urarina de Nueva Unión se encuentra ubicada en el distrito de Urarinas, Provincia de Loreto Nauta. Actualmente, desde el año 2019, se asienta en la orilla del río Chambira, después de que la comunidad se moviera de su ubicación original en la quebrada Espejo. Está conformada por 275 personas, agrupadas en 70 familias, distribuidas en 139 hombres y 136 mujeres (Censo Comunal, 2021). Al sureste del oleoducto del norte del Perú-Pluspetrol Norte S.A, en los márgenes sur-occidental del río Chambira. La comunidad ha sido reconocida con resolución R.D.140-96-CTAR-DRA y titulada con resolución R.D.250-96-CTAR-DRA. Su territorio titulado tiene una extensión de 7,007.65 hectáreas. La fecha de fundación de la comunidad Nueva Unión no es conocida de manera exacta, pero ocurrió en la década de los 70, a partir de la migración de varias familias urarina que vivían en el río Tigrillo y trabajaban bajo las órdenes del patrón David Ocampo. La comunidad ha tenido tres movimientos conocidos. El primero, del río Tigrillo a la quebrada Espejo. El segundo, de la parte media de la quebrada Espejo a la parte alta. El tercero y último, de la quebrada Espejo al río Chambira. Los dos primeros asentamientos permitieron a la comunidad alejarse de la habilitación y el enganche promovidos por el patrón, pero también acceder a ecosistemas de una gran riqueza de recursos que favorecieron la supervivencia de las primeras familias y el crecimiento progresivo de la comunidad. Hace veinte años la comunidad Nueva Unión no manejaba dinero, su economía estaba basada exclusivamente en el aprovechamiento de los recursos proporcionados por los ricos ecosistemas naturales que la rodeaban. En la comunidad todas las mujeres tejen. Las niñas aprenden a tejer cuando llegan a la adolescencia. El tejido forma parte del rito de paso a la edad adulta.

Nuevo Pandora

Ubicada al sudoeste del río Tigrillo, sub cuenca Chambira, cuenca del rio Marañón, distrito de Urarinas, Provincia de Loreto Nauta, departamento de Loreto. Es una comunidad muy pequeña, que consta de 01 familia extendida de 12 miembros, distribuidos en 05 hombres y 07 mujeres (Censo Comunal, 2021). Se fundó hace relativamente poco tiempo (hace 10 años). La familia extensa que conforma la comunidad de Nuevo Pandora salió de la comunidad mestiza de Pandora. Según lo que nos dicen es porque tenían muchos problemas con los mestizos de la comunidad. En cierta forma se movieron por temas de identidad y para mantener la unidad de parentesco en la nueva ubicación. La comunidad todavía está en proceso de obtener un título para sus tierras, que actualmente son legalmente de propiedad estatal. Al igual que en Nueva Unión, todas las mujeres tejen.

Bufeo Cocha

La comunidad ticuna de Bufeo Cocha se encuentra ubicada en el distrito de Ramón Castilla, Provincia de Mariscal Ramón Castilla, departamento de Loreto, en las coordenadas 70°38´1,2” O – 3° 55´43,86” S. Se encuentra asentada en una zona interfluvial, conectada a través de un sistema de quebradas y cochas. En periodo de vaciante su accesibilidad es muy complicada. Se encuentran a tres o cuatro horas de distancia en bote peque peque, tomando como punto de partida Caballo Cocha, capital de la provincia. Por lo general, la presencia del estado en la comunidad se limita al funcionamiento de la escuela, con muchas carencias, baja calidad y poca cobertura. La comunidad cuenta con 480 pobladores, agrupados en 95 familias, con 270 hombres y 210 mujeres. En la comunidad hay 36 mujeres que tejen con la fibra del huarumá y dos maestras que mantienen y transmiten los conocimientos a las nuevas generaciones.

Patrimonio cultural nacional: motivación y expectativas del estado

El estado peruano a través de la Ley Nº 28296 “Ley General del Patrimonio Cultural de la Nación” y los acuerdos y obligaciones emanados de la Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial (UNESCO), ha generado un procedimiento por el cual se pueden declarar como patrimonio cultural de la nación las expresiones, los usos, las prácticas, las representaciones, los conocimientos, las técnicas y los saberes, así como los instrumentos, objetos, artefactos y espacios culturales asociados con ellos, que las comunidades, los grupos e individuos reconocen como parte de su Patrimonio Cultural. La declaratoria está normada y es necesario seguir un procedimiento administrativo para que una expresión o práctica pueda ser declarada como Patrimonio Cultural de la Nación. El procedimiento administrativo obliga a los interesados a la presentación de informes técnicos sobre la expresión inmaterial y la presentación de evidencias de que esa práctica es realmente considerada como parte del patrimonio de la comunidad o del grupo humano en particular.

El procedimiento tiene como objetivo último la conservación de las prácticas culturales que forman parte del patrimonio cultural de los pueblos y que, por lo tanto, son parte constitutiva del patrimonio cultural de la Nación. En cierta forma, la declaratoria obliga al estado a realizar un seguimiento periódico de la práctica tradicional, con el fin de monitorear su vitalidad y la capacidad que tienen las comunidades o grupos humanos para transmitirla a las nuevas generaciones. En el caso del tejido ticuna, el estado ya ha emitido varios informes sobre el estado de la práctica tradicional, algo que hubiera permitido tomar las medidas oportunas si los indicadores obtenidos hubieran sido negativos. Las declaratorias de patrimonio dan valor a prácticas tradicionales que son de suma importancia para las culturas indígenas, pero que tienen un carácter marginal para la cultura nacional. En este sentido las declaratorias no solo revitalizan las prácticas tradicionales en las comunidades, sino que además las visibilizan a nivel nacional. A pesar del carácter favorable de las declaratorias, estas no tienen en cuenta el carácter integral del pensamiento indígena y, por lo tanto, se corre el riesgo de que al final la práctica sea mercantilizada, despojándola de los valores tradicionales y de la simbología que tiene para determinada cultura, algo que abordaremos más adelante.

Patrimonio Cultural de la Nación: expectativas y experiencias desde el punto de vista de las comunidades

Para determinar las percepciones y expectativas de las comunidades, desarrollamos talleres participativos por género. Los talleres sirvieron para conocer las percepciones diferenciadas que tenían las mujeres y los hombres de la declaratoria. Asimismo, se desarrollaron entrevistas con mujeres y hombres clave de la comunidad. Los términos “declaratoria” y “patrimonio cultural” no son entendidos en su plenitud por las mujeres ticuna y urarina que participaron en el proyecto. Ellas hablan más de reconocimiento, una palabra que ha sido esquiva con ellas en el pasado y que ahora causa alegría y buenas sensaciones. A pesar de no entender esos términos occidentales, si han asimilado favorablemente los efectos que estos han tenido sobre sus actividades tradicionales. Las ventas de sus tejidos han aumentado, generándose un alza de la demanda y, por lo tanto, también un aumento de los precios de venta. La declaratoria como patrimonio cultural de la nación no solo ha visibilizado y agregado valor a los tejidos tradicionales elaborados por las mujeres ticuna y urarina, también ha hecho renacer el orgullo por la tradición y el importante papel que juegan las mujeres para conservarla. La declaratoria ha permitido por primera vez que las mujeres sean incluidas en la sociedad nacional como artesanas, algo que las posiciona en las comunidades y les da cierto prestigio frente a los hombres, que han sido los que tradicionalmente han tenido alguna ocupación laboral. Como dice Doyli, artesana ticuna de Bufeo Cocha, “ahora somos mujeres artesanas, ahora nosotras venimos a Lima porque estamos reconocidas”.

Las mujeres, más que los hombres, valoran los tejidos por su carácter simbólico. “Tejer es nuestra cultura por eso no podemos olvidar”, repiten las mujeres urarina al ser preguntadas por la importancia del tejido. En el pueblo urarina el tejido es el que permite la integración social de la mujer en la comunidad, pero además activa, integra y cataliza una serie de conocimientos que confluyen y se retroalimentan, permitiendo el renacimiento constante de la cultura. Las mujeres ticuna, a través de los tejidos, construyen espacios netamente femeninos que favorecen la transmisión de conocimientos y el fortalecimiento de la identidad en las nuevas generaciones. El aporte económico que obtienen por la venta de los tejidos es también importante, pero no podemos desligarlo de otros beneficios inmateriales que son percibidos por las mujeres como necesarios tanto para su cultura como para obtener la plenitud de ser mujer en su comunidad.

Contrastes entre las perspectivas anteriores

Las declaratorias de patrimonio nacen como una propuesta estatal para salvaguardar las prácticas y manifestaciones indígenas en el país. La declaratoria de patrimonio de una determinada manifestación o práctica cultural generalmente está dirigida de manera exclusiva al cumplimiento de objetivos relacionados con los emprendimientos económicos, pero el estado no refuerza el carácter simbólico que esa práctica tiene en la comunidad o grupo indígena, en parte, porque las prácticas indígenas se vinculan con diferentes espacios de la vida cultural de un pueblo, integralidad que escapa a un estado monocromático y con poca facilidad de acción. De esta forma vemos como la declaratoria se liga a ferias anuales que se realizan en la capital o en las capitales de departamento, lo que podría generar que la práctica sea mercantilizada en las propias comunidades, erosionando el valor y simbolismo que esa práctica tiene para determinada cultura. El “saber hacer” es una premisa necesaria pero no suficiente para dotar de valor cultural a una práctica tradicional. Las declaratorias podrían vaciar de simbolismo a las prácticas tradicionales, reduciéndolas a un “saber hacer” que bien puede encajar en la mentalidad mercantilista occidental, pero que difícilmente es sostenible en las comunidades indígenas, por lo que podríamos ser testigos de la pérdida de la manifestación cultural, aun cuando el objeto final (artesanía para la sociedad occidental) siga presente. La creación de grupos de artesanas que se desconectan de su cultura y no invierten tiempo en la transmisión de los conocimientos es un peligro para estas prácticas culturales. Por lo general, no se tiene en cuenta la capacidad de carga que una mujer puede asumir cuando entra en los mercados. Esto se superaría si se diera real valor a los objetos elaborados y el valor cultural tuviera un paralelismo real con el valor económico. Si una mujer, siguiendo procedimientos tradicionales y prácticas cultural, es capaz de elaborar un tejido en una semana, el valor de este tejido debería ser proporcional no solo al trabajo realizado por la artesana, sino también al valor cultural que tiene. Todavía hay un trabajo pendiente para poder incorporar el valor y simbolismo a los objetos que son promocionados después de ser declarados como patrimonio cultural de la nación.


TICUNAURARINA
Distribución geográfica y tamaño aproximado de la poblaciónFrontera entre Brasil, Colombia y Perú, la mayoría de su población está asentada en Brasil; estimaciones del tamaño de su población en Perú varían entre las 6,982 y 24,000 personas.A lo largo del río Chambira y sus afluentes, en la Amazonía peruana; estimaciones del tamaño de su población oscila entre las 2,697-4853 personas.
Principales ecosistemas vinculados con el patrimonio culturalBosques no inudables, las especies usadas crecen sobre todo en sotobosque.Pantanos de palmeras con presencia de turba, dominados por la palmera de aguaje.
Plantas usadasHuarumá (dexpe).Aguaje (alaa).
Especies botánicasIschnosiphon arouma; I.obliquus; I. puberulusMauritia flexuosa
Partes usadasTalloFibras de las hojas jóvenes
Técnica de tejidoEntrelazado (cestería)Telar de cintura.
Productos tejidosCedama (cuexchine), tipiti, pacaráCachihuango (ela)
DescripciónCedama: tamíz utilizado para producir fariña (harina granulada de yuca) o colar masato, para lo que se requiere de un tamaño de malla más estrecho. Tipiti: tubo tejido con la fibra del huarumá, utilizado para deshidratar la yuca amarga (variedades venenosas). Pacará: canasta ticuna tradicional tejida con fibras de la especie I. obliquus. La canasta tiene tapa y se usa para guardar artículos personales.Estera tejida con la fibra del aguaje que se utiliza para dormer. Los urarina no duermen ni en hamacas, ni sobre plataformas.
¿Quién teje?MujeresMujeres
Concesión del estatus de Patrimonio Cultural de la Nación en Perú2017 (Resolución no. 144-2017-VMPCIC-MC)2019 (Resolución no. 115-2019-VMPCIC-MC)
Relevancia culturalSentido de identidad, muy vinculado a la soberanía alimentaria, ya que con estos tejidos procesan las diversas variedades de yuca que tienen en sus chacras.Sentido de identidad, símbolo del bienestar individual y comunitario, vinculado al rito de paso femenino hacia la época adulta. Integra conocimientos sobre la fibra del aguaje y las plantas tintóreas que crecen en el ecosistema de turberas.
Amenazas que enfrenta el patrimonio culturalDirectas: cultivos ilícitos de coca, así como violencia y militarización asociadas a las drogas, que ejercen presión sobre los recursos forestales; la producción de cacao patrocinada por el estado como medio de vida alternativo.
Indirectas: debilitamiento en la transmisión del conocimiento, lo que lleva a una pérdida del conocimiento intergeneracional.
Directas: desplazamiento condicionado debido a la producción de petróleo, reduciendo el acceso a los recursos forestales; aumento de la monetización que conduce a la mercantilización del patrimonio cultural.
Indirectas: debilitamiento en la transmisión del conocimiento, lo que lleva a una pérdida del conocimiento intergeneracional.

Investigador principal

Dra. Althea Davies, Facultad de Geografía y Desarrollo Sostenible

Co-investigador (es)

Dra. Katy Roucoux, Facultad de Geografía y Desarrollo Sostenible

Socios del proyecto

  • Manuel Martín Brañas
  • Dr Emanuele Fabiano
  • Margarita Del Aguila Villacorta
  • Wendy Darlene Mozombite Ruíz